GARGANTUA 89 Si se trataba de presumir y hacer monerías sobre un caballo, nadie lo hacía mejor que él; el voltigeador de Ferrara era un pavo en su comparación. Estaba aprendiendo á saltar vivamente de un caballo á otro sin tomar tierra ? llamaba á éstos caballos de cambio; ? montaba sin estribos por cualquier lado con la lanza en la mano y guiaba sin brida, á su gusto, porque todas estas cosas se hallan establecidas por la disciplina militar. Otras veces se ejercitaba con el hacha, y tan bien la blandía en todos los sentidos, que fué reconocido como maestro en su manejo; luego cogía la pica, la espada de dos manos, la bastarda, la española, la daga ó el puñal; y armado ó desarmado, á cuerpo ó con capa, la esgrimía divinamente. Corría jabalíes, ciervos, lobos, corzos, gamos, liebres, perdices, faisanes y avutardas. Jugaba al balón y le hacía dar vueltas en el aire tan pronto con el pie como con la mano. Luchaba, corría, saltaba, no á tres pasos, ni á paticojuelo, ni en terreno llano, porque decía Gimnasta que tales saltos son inútiles y no tienen aplicación á la guerra, sino que salvaba fosos, subía á la copa de las hayas, montaba en una muralla y gateaba á una ventana á la altura de una lanza. Nadaba en agua profunda, por derecho, contra corriente, de costado, boca arriba, con sólo los pies, con sólo las manos; con una mano fuera sos-