8 La historia, maestra de las generaciones, nos demuestra palpablemente que cuando una dinastía, especialmente extranjera, ocupa un solio se abroga siempre, más ó ménos tarde, todos los derechos de los ciudadanos, de la nación, haciendo sufrir las terribles consecuencias de la opresión, del absolutismo, de la tiranía, de la degradación y que los pueblos para derrumbarla necesitan siglos y regueros de sangre. La historia, también, nos pinta en sus consecuencias los tristes resultados, los fatales fines, de una república no asentada sobre sólidos cimientos, ^ sobre las ámplias bases de una instrucción popular. Con la historia en las manos, las dudas y esperanzas presentes y el porvenir fijo ^n mi mente creería cometer un delito de lesa Nación sino espusiese clara, sucintamente, aunque con rudo y quizás bárbaro lenguaje, no supeditado á formas gramaticales ni ménos literarias, la esencia principal de ese medio que supongo, con la mayor fe de mi conciencia, el único adecuado, realizable, para conseguir el encumbramiento, el rápido, el feliz resultado de esta asombrosa, grande, divina revolución. Por esto escribo: por esto me lanzo á la censura pública. Pero ántes de esponer cual es presentaré