9 Aida llora amargamente, y Amneris, al ver confirmadas sus sospechas, rabia de celos y exclama: — \Radamés vive\ El semblante de la esclava acusa entonces la alegría de su corazón, y la terrible Amneris le grita fuera de si, de la, de re y de todo el pentágrama: — i Tiembla , infeliz I — Los cantos guerreros anuncian la llegada de la falange vencedora. — Mutación. Cuadro segundo. — La gran puerta de Tebas. Todo bicho viviente, al par que egipcio, aguarda la llegada de los valientes. El Faraón ocupa su trono; Amneris al lado, y la triste Aida á sus pies. Llega el ejército precedido de los famosos clarines que generalmente desafinan. Gran desfile con el botín de guerra, y por último Radamés, á quien Amneris coloca sobre la frente la corona triunfal. Entre los prisioneros viene Amonasro, disfrazado de oficial. Su hija lanza un grito al reconocerle, pero aquél le dice: — \Calla, que me pierdes\ Los prisioneros imploran la real clemencia, y Radamés le dice al Faraón; — Bueno, á ver qué viene á ser esto. Me ofreciste , si volvía victorioso, concederme la gracia que te pidiera. El Faraón: — Sí, pero no abtises.