98 GREGORIO MARTÍNEZ SIERRA de querer hacer la desgracia de otra mujer que nunca le hizo mal. Rosarita. ? Mire usted: la cuerda sensible conmigo, no, y menos tratándose de sus niñas de usted, porque usted no se ofenda por lo que le digo ; pero lo que es ellas son muy orgullosas, y se figuran que porque una se gana la vida con su trabajo, tienen derecho a despreciarla a una; y una tiene su alma .en su almario, y le dan rabia ciertas cosas, porque si ellas han tenido la suerte de que el padre les gane las perras, una, eso es, una se las gana sólita, y es tan decente como la que más. Don José.? ¡Cómo no, mi hijita, cómo no! Cálmese. Rosarita. ? Es que no se vaya usted a figurar que si yo le hago a usted este favor es por el interés. Don José. ? ¡Qué esperanza, mi hijita! Rosarita. ? Gusto que tiene una en hacer un servicio cuando se tercia, y más tratándose de una persona como usted, que es usted todo un hombre, y no como estos mamarrachos de aquí, que se asustan de todo.