F E M I N I S M O No exige esta grande obra de patriotismo sino un poco de buena voluntad, y ésa, ¿a qué mujer de corazón le falta? También las madres ciudadanas que son ricas y que llevan a sus hijos a veranear pudieran llevar con ellos aun niño desvalido y desamparado. Uno más... como hermano, se entiende, no como inferior; amparándole, pero sin hacerle sentir el peso del beneficio. ¿Y las mujeres que no tienen hijos, las que los han perdido, las que están solas, desocupadas, acaso enfermas y nerviosas por el mismo cansancio de no hacer nada? ¿Por qué no b>xscarse unas cuantas semanas al año la dulce carga de un niño que cuidar? Tal vez en esta, por maternal, tan femenina actividad, encontrasen un nuevo lazo que dulce y fuertemente les atase a la vida, deshelando los viejos egoísmos, humanizando y remozando los sentimientos y los pensamientos, atrofiados por la rutina del vivir solitario o frivolo. Probad, probad, mujeres todas, esta caridad nueva. Dad lo que podáis a los hijos pobres de esta España pobrísima: dinero, cuidado personal, cariño, lo que sea; de una manera o de otra, felicidad y salud. jPor el amor de Dios!... Dios, por quien os lo pido, os lo pagará en gozo espiritual y en alegría nueva.