? 6 ? Ayuntamiento de Navarrete, pues dejarlo correr, equivale á sentar un precedente que en adelante justifique todas las arbitrariedades á que se atreva cualquier mal aconsejado monterilla> . Es verdad. No se puede dejar de la mano este asunto, que no es más que una manifestación del caciquismo chico, del que, por desgracia, existe en más de uu noventa por ciento de los pueblos de nuestra Patria, haciendo imposible la vida y convirtiéndolo todo, justicia, admistración, acuerdos municipales, en vil política de campanario. A veces este mal se presenta agudizado en tal forma, que urge una pronta y enérgica intervención de las autoridades superiores. Tal es el caso de Navarrete. Un Ayuntamiento que impone un recargo del 37 por 100 á las contribuciones industrial y territorial, comete una enormidad, prohibida en nuestras leyes fiscales. El acudir al embargo, no embargando de los 801 deudores, nada más que á dos (al señor Ramírez y á nuestro respetable y querido amigo el señor Conde de Rodezno), es no sabemos como llamarlo, llamémoslo una arbitrariedad pero arbitrariedadde tan bajo metal que en su fondo se descubre la pasión política, inspirando á los señores concejales en eldesempeño de su cargo, donde únicamente pueden y deben tener presente el bien del pueblo. Pero la injusticia aún se agrava más y llega