Según el escritor navarro José i%ría Iribarrec, en tiempo de ¿amala oárr eg'i i , al hablar de la batalla de I.arremiarf 1^ de Marzo de 1825, ^ataoabao seis soldados al son de esta melodía ej eoutada por la oornamaaa y la pandereta, imitando así a los cristianos qtxe tenían sas bandas de cmsica. Poco tiempo después aquella mu sica pastoril y campesina se convirtió en terrible marcha guerrera que aterraba a las huestes de la /|ei na , pues un asalto iniciado al son del Sequete terminaba siempre con el aniquilamiento del enemigo. Homán Oyarzun, en su Ifestoria del cari ismo. nos da a conocer en una cuarteta los nombres de cuatro batallones carlistas de la época del ftTío T ornas ísst e famoso caudillo fué nombrado comandante general de Navarra el 14 de Ho*viembre de 1833» Probablemente fueron creados por el a finales del año citado. Oigamos aquélla: HL primero, la Salada; el segundo, la Morena; el tercero, el í^equst é, y el cuarto, la Hierba bu ena. No faltaron advertencias ( por aquellas calendas) al tercer batallón, predilecto del genial estratega, sin