Cuadros de los Reales Palacios
Cuadros de los Reales Palacios
Apuntes biográficos/históricosLa Compañía para el grabado de los cuadros de los reales palacios se constituyó en 1789 con el objetivo de difundir las bellas artes por medio de la reproducción de pinturas y dar a conocer tanto a los propios españoles como a los extranjeros la riqueza de los colecciones artísticas reunidas por la Corona, al igual que ya ocurría en otros países. Si bien se trató de una empresa privada compuesta principalmente por la nobleza madrileña como el Duque de Hijar o el de Villahermosa, contó desde el principio con el apoyo real, siendo el primer accionista el propio Príncipe de Asturias o recibiendo rápidamente autorización por parte de Carlos IV para que pudieran dibujarse las pinturas de la colección real.
La dirección artística fue para Manuel Salvador Carmona en el grabado y Francisco Bayeu en el dibujo, asumiendo las labores posteriormente Francisco de Saavedra. José Nicolás de Azara y Fernán Núñez buscaron a grabadores italianos y franceses respectivamente de la talla de Volpato o Morghen para las primeras láminas que en 1794 ya estaban acabadas.
La Compañía dio inicio al proyecto con demasiado optimismo. Inició la venta en 1794 con entregas de seis estampas al precio de 288 reales para suscriptores y 360 reales para los no suscriptores, no pudiéndose vender las estampas separadas. La suscripción se podía hacer en los diferentes consulados de España en el extranjero. La primera tirada tuvo 1100 ejemplares de las que solo se vendieron 415 en 10 años y las tiradas fueron disminuyéndose en igual medida que las ventas. Las razones del escaso éxito se justificaron ya por entonces por la falta de calidad de los dibujos y el poco acierto en la elección de las pinturas. Además el tipo de estampas de gran formato y de buena calidad y el sistema de ventas en cuadernillos no era propio para el gran público sino para una clientela más minoritaria. La situación fue tal que en 1797 se suspendió la publicación de las mismas habiéndose publicado únicamente 24 y quedando sin publicar 26.
Desde un principio la Compañía tuvo problemas económicos para finalmente acabar arruinada y los enseres y estampas adquiridas por la Calcografía Nacional. En el periodo de 10 años que estuvo activa la Compañía se programaron 95 obras de las que se abrieron 74 láminas de las cuales solo 50 pasaron a la Real Calcografía y únicamente 24 llegaron a publicarse. Estos datos no hacen sino mostrar el fracaso de la empresa.
Fueron importantes los grabadores europeos que trabajaron para la Compañía como Antonio Louis Romanet, Benoît-Louis Henriquez o Mariano Bovi entre otros, así como los españoles Luis Fernández Noseret, Blas Ametller o Manuel Alegre que a pesar de sus aspectos negativos permiten tener un ejemplo paradigmático del grabado de reproducción en talla dulce.
La dirección artística fue para Manuel Salvador Carmona en el grabado y Francisco Bayeu en el dibujo, asumiendo las labores posteriormente Francisco de Saavedra. José Nicolás de Azara y Fernán Núñez buscaron a grabadores italianos y franceses respectivamente de la talla de Volpato o Morghen para las primeras láminas que en 1794 ya estaban acabadas.
La Compañía dio inicio al proyecto con demasiado optimismo. Inició la venta en 1794 con entregas de seis estampas al precio de 288 reales para suscriptores y 360 reales para los no suscriptores, no pudiéndose vender las estampas separadas. La suscripción se podía hacer en los diferentes consulados de España en el extranjero. La primera tirada tuvo 1100 ejemplares de las que solo se vendieron 415 en 10 años y las tiradas fueron disminuyéndose en igual medida que las ventas. Las razones del escaso éxito se justificaron ya por entonces por la falta de calidad de los dibujos y el poco acierto en la elección de las pinturas. Además el tipo de estampas de gran formato y de buena calidad y el sistema de ventas en cuadernillos no era propio para el gran público sino para una clientela más minoritaria. La situación fue tal que en 1797 se suspendió la publicación de las mismas habiéndose publicado únicamente 24 y quedando sin publicar 26.
Desde un principio la Compañía tuvo problemas económicos para finalmente acabar arruinada y los enseres y estampas adquiridas por la Calcografía Nacional. En el periodo de 10 años que estuvo activa la Compañía se programaron 95 obras de las que se abrieron 74 láminas de las cuales solo 50 pasaron a la Real Calcografía y únicamente 24 llegaron a publicarse. Estos datos no hacen sino mostrar el fracaso de la empresa.
Fueron importantes los grabadores europeos que trabajaron para la Compañía como Antonio Louis Romanet, Benoît-Louis Henriquez o Mariano Bovi entre otros, así como los españoles Luis Fernández Noseret, Blas Ametller o Manuel Alegre que a pesar de sus aspectos negativos permiten tener un ejemplo paradigmático del grabado de reproducción en talla dulce.
Fuentes consultadas
- Calcografía Nacional http://www.realacademiabellasartessanfernando.com/assets/docs/laminas/laminas_sxviii_libros_series.pdf
- Compañía para el grabado de los cuadros de los Reales Palacios. / José Manuel Matilla https://www.museodelprado.es/aprende/enciclopedia/voz/compaia-para-el-grabado-de-los-cuadros-de-los/6cc03ac5-8353-4e40-8727-e34df72e4f0e
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