El nacimiento de Balilla, Ricardo y Pirracas


Un concurso de dibujo es anunciado en el diario La Rioja en 1954. Las bases son sencillas. En primer lugar, se indican los nombres de los personajes protagonistas: el joven Balilla, el agente internacional Ricardo y el perro-lobo Pirracas. En segundo, el guion de la historieta no debe dar tregua al lector: nada de escatimar en puñetazos. El ganador del certamen será contratado para dibujar una nueva colección de tebeos.


El anuncio ha sido sufragado por Adriano Pascual San Juan, camerano de nacimiento pero afincado en Logroño desde la infancia. Hombre de espíritu emprendedor, ha puesto en marcha dos incipientes negocios en la capital riojana: la librería Balmes en la calle Capitán Gallarza y la Distribuidora Castellana, dedicada a la compra-venta de saldos de editoriales.

Fotografía de la librería Balmes, situada en la calle Capitán Gallarza, próxima al Mercado de abastos de San Blas. 


Con la publicación de las historietas protagonizadas por Las aventuras de Balilla, Ricardo y Pirracas (remedo de los héroes de las tiras de aventuras más famosas de la época), Pascual pretende introducirse en el mundillo editorial. Para ello, ha fundado la Editorial Mercurio, cuyas instalaciones están en la calle del Albornoz, muy cerca de su librería Balmes.


Es el momento idóneo: hace dos años, en 1952, el régimen franquista acometió la regulación de las publicaciones dirigidas al público infantil y juvenil, cuyo primer paso fue la constitución de la Junta Asesora de la Prensa Infantil, órgano dependiente del Ministerio de Información y Turismo cuya presidencia ostenta el padre fray Justo Pérez de Urbel. Una orden acordada por el Consejo de Ministros el 24 de junio de 1955 (publicada en el BOE de 2 de febrero de 1956) por la que se desarrolla el Reglamento sobre Ordenación de las publicaciones infantiles y juveniles, establece los principios morales, religiosos y políticos que deben cumplir este tipo de obras, en las que se incluyen los tebeos.

  

 

“Art. 14: Se evitarán:

a) Errores más o menos velados sobre las verdades de la fe y sobre los relatos de la Sagrada Escritura”.

b) Ataques a la Iglesia Católica, a sus Sacramentos, al Culto o a los Ministros, así como ridiculizarlos en cualquier forma.

c) Éxitos que aparezcan como consecuencia de invocaciones al diablo, descripciones o elogios en sesiones espiritistas. "


En resumen, los dibujos no deben excitar morbosamente la sensibilidad de los jóvenes o despertar una curiosidad malsana a causa de su fisiología turbadora. El exceso de realismo en los relatos de amor se penaliza a favor de las historias tratadas con la debida delicadeza. Los buenos siempre tienen que ganar a los malos y, por supuesto, no se contempla el recurso de ridiculizar a la autoridad. Todo ello bajo pena de que las historietas sean tachadas de inmorales.


Como apunta Antonio Altarriba en La España del tebeo (2001), las trabas morales e ideológicas impuestas por la legislación franquista no ponen las cosas fáciles al desembarco de tebeos procedentes de otros países en el mercado patrio. El proceso de adaptación, en el que se modifican diálogos y se retocan viñetas, supone un coste adicional a la labor editorial. Sin embargo, para Altarriba, la censura impuesta sobre las publicaciones infantiles y juveniles funciona ante todo como engranaje impulsor del pensamiento nacional-católico del régimen, que pronto imbuirá a los tebeos de nueva factura… como el proyectado por Adriano Pascual.


" ... la censura impuesta sobre las publicaciones infantiles y juveniles funciona ante todo como engranaje impulsor del pensamiento nacional-católico del régimen"

Es de suponer que Pascual coincide con los requisitos que la Junta Asesora exige para autorizar la publicación de obras, aparte de la ostentación obvia de la nacionalidad española: ser cabeza de familia, no haber sido objeto de sanciones disciplinarias en su etapa escolar o no haber sufrido condena alguna…


Una vez la Editorial Mercurio ha sido inscrita en el registro correspondiente de la Dirección General de Prensa, Pascual busca a los artistas que plasmen los personajes que ha ideado a través del concurso de talentos. Varios jóvenes responden a la llamada del anuncio publicado por Adriano Pascual en prensa. El ganador es un joven logroñés de 16 años llamado José Manuel Pajares Martínez.


Es innegable que el novedoso proyecto partía con cierta incertidumbre respecto al resultado, si bien el editor tiene confianza en su éxito. Años después, el propio José Manuel Pajares afirmará en una entrevista: “Yo le pregunté al editor si se vendería y me respondía seguro que sí y, si no, se vendía como sobres-sorpresa”.


Aunque la tirada tendrá alcance nacional, la circulación de los números de Las aventuras de Balilla, Ricardo y Pirracas será limitada y su publicación se reducirá a veinte números. En ellos, participan otros autores.

 

 

 

Continúa descubriendo la historia del 
primer tebeo de La Rioja

 

"Ricardo, Balilla y Pirracas",

la colección digitalizada

 

José Manuel Pajares,

el joven dibujante

 

Algunas características de

"Ricardo, Balilla y Pirracas"

Los otros autores de

"Balilla, Ricardo y Pirracas"

El tebeo riojano después de

"Balilla, Ricardo y Pirracas"

La donación del tebeo a la

Biblioteca Virtual de La Rioja